Leon Trotsky
La cuestión ucraniana
22 de abril de 1939[1]
La cuestión ucraniana, que muchos gobiernos y tantos “socialistas” e incluso “comunistas” han tratado de olvidar o relegar a las profundidades de la historia, se halla nuevamente a la orden del día, esta vez con fuerza redoblada. El reciente agravamiento de la cuestión ucraniana se relaciona íntimamente con la degeneración de la Unión Soviética y de la Comintern, los éxitos del fascismo y la inminencia de una nueva guerra imperialista. Crucificada por cuatro estados, Ucrania ocupa ahora en el destino de Europa la misma posición que una vez ocupó Polonia, con la diferencia de que las relaciones mundiales son actualmente mucho más tensas y los ritmos del proceso mucho más acelerados. En el futuro inmediato, la cuestión ucraniana está destinada a jugar un importante papel en la vida europea. Por algo Hitler planteó tan ruidosamente la creación de una “Gran Ucrania”; y fue también por algo que dejó de lado esta cuestión con tan cauta rapidez.
La independencia de Ucrania y el confusionismo sectario
30 de julio de 1939[1]
En una de esas minúsculas publicaciones sectarias que aparecen en Norteamérica, que se alimentan de las migajas que caen de la mesa de la Cuarta Internacional y nos retribuyen con la más negra ingratitud, di por casualidad con un artículo dedicado a la cuestión ucraniana. ¡Qué confusión! Su sectario autor se opone, por supuesto, a la consigna de una Ucrania soviética independiente. Está a favor de la revolución mundial y a favor del socialismo, “de la cabeza a los pies”. Nos acusa de ignorar los intereses de la URSS y de apartarnos de la concepción de la revolución permanente.[2]Nos sindica de centristas. La crítica es muy severa, casi implacable. Desgraciadamente, no entiende nada (el título de esta minúscula publicación, El Marxista, resulta bastante irónico). Pero su incapacidad para comprender asume formas tan definidas, casi clásicas, que nos permite aclarar mejor y más acabadamente la cuestión.
Los feudalistas democráticos y la independencia de Ucrania
5 de agosto de 1939[1]
En el periódico de Kerenski,[2]Novaia Rosia [Nueva Rusia], del 12 de julio de 1939, se somete a “crítica” mi artículo sobre la independencia de Ucrania [“La cuestión ucraniana”, 22 de abril de 1939]. Desde un punto de vista socialista, científico, literario, etcétera, Novaia Rosia, por supuesto, no ofrece ningún interés. Pero tiene el mérito de permitirnos ver de cerca lo que pasa por las cabezas de los demócratas rusos de mediana y pequeña burguesía. Basta rascar un poco la superficie de cualquiera de ellos para encontrar un feudalista.
Stalin, depositario interino de Ucrania
18 de setiembre de 1939[1]
La guerra, como la revolución, se caracteriza por destruir de un golpe las fórmulas imbéciles y dejar al desnudo la verdad que esconden. La defensa de la democracia es una fórmula hueca. La invasión a Polonia es una realidad sangrienta.
Hoy queda claro que, al mismo tiempo que la Comintern sacaba a relucir su clamorosa campaña en favor de las democracias y contra el fascismo, el Kremlin preparaba el entendimiento militar con Hitler contra las supuestas democracias. Hasta un imbécil tiene que comprender ahora que los juicios de Moscú, que sirvieron para destruir a la Vieja Guardia bolchevique acusándola de colaboración con los nazis, no fueron más que un camuflaje para ocultar la alianza stalinista con Hitler. El secreto se ha revelado. Mientras las misiones británica y francesa discutían con Voroshilov una defensa más efectiva de Polonia, el mismo Voroshilov discutía con los representantes del estado mayor alemán el mejor modo de aplastar y dividir a Polonia. El Kremlin no sólo engañó a Chamberlain, Daladier y Beck,[2]sino también, sistemáticamente, a la clase obrera de la Unión Soviética y de todo el mundo.
Mi "odio a Stalin"
Mi "odio a Stalin"[1]
4 de enero de 1937
Todavía me resta hablar acerca de mi supuesto “odio” hacia Stalin. En el juicio de Moscú se habló mucho de este factor de mi política. Vishinski, los editoriales de Pravda, los órganos de la Internacional Comunista acompañan los panegíricos dedicados al “Jefe” con disgresiones sobre mi odio hacia Stalin. Stalin es el creador de “la vida feliz”. Sus oponentes derrotados lo envidian y “odian”. ¡Estos son los profundos análisis psicoanalíticos de los lacayos!
Las lecciones de la Comuna
León Trotsky
Las lecciones de la Comuna
Escrito:Febrero de 1921
Primera Edición: Zlatoouste, 4 de febrero de 1921
Digitalización: J. López
Fuente:Archivo francés del MIA
Esta Edición: Marxists Internet Archive, 2001
Cada vez que volvemos a estudiar la historia de la Comuna descubrimos un nuevo matiz gracias a la experiencia que nos han proporcionado las luchas revolucionarias ulteriores, tanto la revolución rusa como la alemana y la húngara. La guerra franco-alemana fue una explosión sangrienta que presagiaba una inmensa carnicería mundial, la Comuna de París fue como un relámpago, el anuncio de una revolución proletaria mundial.
La Comuna nos mostró el heroísmo de las masas obreras, su capacidad para unirse como un bloque, su virtud para sacrificarse por el futuro... Pero al mismo tiempo puso de manifiesto la incapacidad de las masas para encontrar su camino, su indecisión para dirigir el movimiento, su fatal inclinación a detenerse tras los primeros éxitos permitiendo de este modo que el enemigo se recupere y retome sus posiciones.
Aniversario del asesinato de León Trotsky
A 72 años del asesinato de Leon Trotsky
Los fines y los medios, o la lucha de clases como ley suprema
Una reflexión acerca de Su Moral y la Nuestra
Roberto Sáenz
A continuación, y a modo de homenaje en el 72 aniversario del asesinato de Trotsky en manos de sicarios del estalinismo, presentamos una reflexión acerca de Su Moral y la Nuestra. La obra fue escrita en condiciones durisímas, de extremo aislamiento, en un mundo que pasaba por la noche negra del siglo como la llamó el propio Trotsky y que, para colmo, concluía cuando este se enteraba de la trágica muerte de su hijo Sedov en París en un confuso episodio también obra de Moscú. Se trata esta de una versión levemente modificada de un capítulo homónimo de un folleto de reciente edición, Ciencia y arte de la politica revolucionaria, del mismo autor de este artículo.